Eterna

La playa está preciosa. Hay un montón de gente de todas las edades y muchos niños. El sonido del mar acompaña cada movimiento. A pocos metros de la orilla hay un cúmulo de arena que forma una piscina natural. Su profundidad no sobrepasa la altura de la mayoría de los pequeños que juegan y se bañan allí. De vez en cuando algún vendedor ambulante pasa a ofrecer churros calentitos, roscas con chicharrones o helado. El agua brilla con la luz del sol que baña todo el lugar.

Mientras tanto, me confundo con el entorno, soy una más posada sobre la arena, apoyada en una tabla de surf intentando fijar este momento en mi memoria para hacerlo eterno. Una foto escrita, un instante mágico donde siento paz.